Primero lo primero: los datos.
- La caída de la actividad económica durante el segundo semestre de 2018 fue la peor de los últimos cuatro años: 4,2%, según las cifras oficiales del Indec.
- La inflación nos colocó en el top ten mundial, compartiendo el podio con varios países africanos, según el ranking elaborado por el Fondo Monetario Internacional.
- Por la brutal caída del consumo los locales vacíos en Buenos Aires ya alcanzaron el 57%, según el relevamiento de la Cámara de Comercio.
- La desocupación es la más grande de los últimos 12 años: en 31 conglomerados urbanos el Indec registró 1,2 millones de personas sin trabajo.
- La caída del salario real es la más fuerte desde 2002. Entre 2016 y 2018 acumuló una pérdida del 13%, según un relevamiento realizado por la consultora Ivenómica.
¿Sigo?
- El índice de pobreza trepó al 33,6% y es el más alto de la década: 13 millones de argentinos son pobres.
- Desde 2007 la tasa de mortalidad infantil mostraba un descenso ininterrumpido, pero esa tendencia cambió desde el año 2016: se produjo un estancamiento por un aumento del componente posneonatal, aquel en el que las condiciones ambientales y socioeconómicas tienen mayor impacto. Entre las jurisdicciones donde se incrementó se destacan la Ciudad de Buenos Aires (la más rica del país), Chubut, Formosa, Misiones y Santiago del Estero, según los datos publicados por el Ministerio de Salud de la Nación.
¿Más?
- Se estima que este año la deuda pública alcanzará el 95% del PBI, el nivel más alto desde 2005.
- Las tasas de interés que obliga a pagar este gobierno a la Argentina son las más altas del mundo: triplica a las de Venezuela.
- Este año debemos pagar 596.000 millones sólo de intereses de la deuda. Cito al periodista especializado Ismael Bermudez: “El Gobierno Nacional paga más en intereses de la deuda que en los sueldos de los empleados de la Administración Pública Nacional. Dos veces y media más que en los gastos de capital para obras e infraestructura. O casi 5 veces más que las transferencias a las Universidades Nacionales. Por la disparada del dólar y mayor inflación, los intereses ya pasaron a ser el segundo rubro en el ranking de los gastos, y siguen creciendo”.
Hay más datos, por supuesto, pero lo que me interesa trazar con estos pocos indicadores económicos es una realidad: el problema político que representa un modelo agotado. Para decirlo en términos sencillo: salvo que seas integrante de ese selecto grupo de especuladores financieros que popularmente llamamos buitres, el modelo que ejecuta este gobierno está cayendo en el pozo que cavó sin pausa desde que asumió. No da para más.
El límite es la realidad. La política de endeudamiento y pago de intereses a costa de la sociedad tiene un techo y al chocar contra él el gobierno de Mauricio Macri necesita algo más que trolls y timbreos para conseguir votos.
¿Qué más?
La respuesta está en nuestras manos.
Es nuestra responsabilidad –la de la oposición a estas salvajes recetas de ajuste- privilegiar los intereses de todos los argentinos por encima de nuestras vanidades personales para construir la unidad necesaria que impida la destrucción productiva que impulsa el gobierno de Mauricio Macri y los peligros que representa.
Es nuestra responsabilidad que el costo no sea ni nuestra seguridad ni la de nuestra democracia.