(por Victoria Donda) Si tuviera que resumir en un párrafo las razones por las cuales no votaré el proyecto de presupuesto que presentará el gobierno nacional, diría simplemente que es un proyecto hecho por el Fondo Monetario Internacional a su medida. Es decir, una iniciativa que solo aumenta la partida de gastos destinada a pagar el feroz endeudamiento externo. Endeudamiento que este gobierno promovió para financiar la bicicleta que ellos mismos aprovecharon para enriquecerse y enriquecer aún más a los grandes especuladores que se aprovechan de este tipo de situaciones. Son oportunidades que Argentina les brinda para lograr enormes ganancias en poco tiempo a cambio de financiar gobernabilidad por un par de años.
Todo este esquema de enriquecimiento de los segmentos mas pudientes de la sociedad se realiza sobre la base del traslado de recursos provenientes de los sectores medios o más humildes de la misma. El reflejo de dicho traslado de ingresos no solo se observa en las previsiones de nulo crecimiento económico en un período recesivo con fuerte inflación, sino también en el conjunto de recortes en todas las partidas destinadas a gastos sociales, educativos, sanitarios o de ciencia y tecnología.
Para dar un ejemplo simple de los cientos que hay en el presupuesto comprometido con Christine Lagarde, debería señalar que el proyecto prevé en su capítulo educativo recortar las partidas destinadas a infraestructura escolar un 77%. Dentro de esa cifra, el promedio dirigido a jardines de infantes es de 68%, casi 70% en el programa de entrega de computadoras a jóvenes sin posibilidad de acceder a las mismas, y un 35% en lo relacionado con becas de escolaridad.
En lo relacionado con los gastos de salud pública, el ajuste implica entre otras cosas, 60% menos para los programas e insumos relacionados con la salud sexual y reproductiva. Casi un 25% menos para el apoyo al Instituto Nacional del Cáncer. Casi un 80% menos en lo que respecta a programas de asistencia a madres y niños en riesgo. Y 50% para los programas de prevención de salud dirigidos a adolescentes.
La educación superior también sufrirá un recorte sensible, como el esquema de asistencia relacionado con pensiones por discapacidad u otras prestaciones de la Seguridad Social. A su vez, las partidas destinadas a formación e innovación tecnológica se recortarán en un 40% y la economía social será desfinanciada en un 12%. Todo este presupuesto prevé ajuste, malas noticias, pobreza y dificultades para los argentinos y las argentinas.
Por el contrario, los acreedores externos, quienes ya han hecho grandes negocios durante estos años en el país, se verán beneficiados por el crecimiento de la partida destinada al pago de la deuda pública, que trepará a casi un 20% del gasto total, convirtiéndose de este modo en el único rubro del gasto público que crece.
Como si fuera un cuento de terror en el que el desenlace es irremediable, los argentinos vemos crecer las espinas del camino que vamos a recorrer casi sin poder evitarlo. Nos queda la dignidad de los miles de compatriotas que no se resignan ni aceptan estas medidas de un gobierno cínico e irresponsable. Y también, la oportunidad de elegir uno muy diferente el próximo año.
Publicado en el portal Infobae | 24.10.18