Es el resultado de un monitoreo que presentaron este jueves distintas organizaciones. Ofelia Fernández, la más joven del Frente de Todos, es una de las más atacadas.
“Negra falsa, panqueque, cínica, hipócrita”, (le escribieron a Victoria Donda en su Instagram). En esa misma red, a Cristina Fernández alguien le puso “como te puede dar la cara yegua”, y a Manuela Castañeira «abortera y zurda, que combinación majestuosa». A Anabel Fernández Sagasti, en su muro de Facebook le dejaron varios mensajes: “primero, aprende hablar, diputada”, “esta buena para darle masa”. A Ofelia Fernández fueron muchos los que la llamaron «conchaseca» por todas las redes sociales.
Más del 85% de las candidatas monitoreadas ha sufrido violencia machista en redes sociales como Twitter, Facebook, Instagram. Es uno de los resultados que se dieron a conocer este jueves en el Primer Conversatorio sobre Violencia Contra las Mujeres y Disidencias en Política, organizado por el Instituto Julieta Lanteri de Fundeco (Fundación de Nuevos Derechos), Copppal (Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina), Anap (Asociación Nacional Argentina de Politólogos) y ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género), y que se propuso analizar las manifestaciones de violencia machista que están viviendo las candidatas mujeres y disidentes en las redes sociales durante la campaña electoral de este año.
¿Qué es la violencia machista en política? «Cualquier acción, conducta u omisión basada en su género, de forma individual o grupal, que tenga por objeto o por resultado menoscabar, anular, impedir, obstaculizar o restringir sus derechos políticos, conculca el derecho de las mujeres y disidencias a una vida libre de violencia y el derecho a participar en los asuntos políticos y públicos en condiciones de igualdad con los hombres”, dice el informe.
Esta violencia se manifiesta a través de expresiones discriminatorias (violencia simbólica contra las mujeres, comentarios abusivos o insultos machistas, menosprecio a sus capacidades, alusiones al cuerpo y la sexualidad, roles y mandatos de géneros), acoso (conductas molestas, perturbadoras o intimidantes) , campañas de desprestigio (expresiones de descalificación, daño o perjuicio de la trayectoria o credibilidad de las candidatas), y amenazas (expresiones y contenido en tono violento, lascivo o agresivo).
Para el monitoreo se analizaron más de 225 mil interacciones de los usuarios con las candidatas durante las elecciones PASO y en la semana previa. Las palabras más usadas: «tonta, petera, travesti, pendeja, gorda, falopera, boluda, grasa, chorra, trola, yegua, minita, idiota, hueca, ladrona, mogólica, pelotuda, negra, frígida, feminazi». Y hay más.
Entre los resultados del Monitoreo se destacan expresiones discriminatorias (sufridas por el 48,52% de las candidatas), el menosprecio de capacidades (30,29%), frases alusivas a roles y mandatos de género (13,34%), referecias al cuerpo y a la sexualidad (56,38%), acoso (27,44%), desprestigio (2,97%), amenaza (11,98%), que puede ser amenaza física (19,54%), psicológica (3,38%), económica (39,47%) y sexual (37,61%).
Según otro estudio reciente del Observatorio Julieta Lanteri -“Nos son las Reglas, Es violencia”-, el 90% de las militantes mujeres ha sufrido alguna vez en su trayectoria política algún tipo de violencia machista. El 65% fue insultada en redes sociales, el 88 % fue víctima directa o indirecta de “bromas” sobre “las mujeres” a modo de chiste o ridiculizando su desempeño en alguna tarea política.
Según la Encuesta nacional de Violencia Contra las Mujeres y Disidencias en política, una de cada dos mujeres fue maltratada verbalmente alguna vez en una actividad política(principalmente mediantes insultos o gritos), dos de cada diez 10 mujeres sufrieron algún tipo de agresión física y tres de cada diez fueron víctimas de contacto físico no deseado en un ámbito político.
Según «La Violencia política contra las mujeres en Argentina: experiencias en primera persona”, un estudio realizado por ELA en 2018, entre las legisladoras, ocho de cada diez sufrió violencia a lo largo de su carrera. Los tipos más frecuentes fueron la psicológica (50%) y la simbólica (28%) y en menor medida, las económica (22%), la violencia física (9%), la violencia sexual (7% ).
«Las diferentes manifestaciones de violencia machista en la política a través de las redes sociales reproducen y refuerzan los estereotipos de género, con el objetivo de desalentar la plena participación política de la mujeres y disidencias«, dice el Monitoreo. Y concluye: «Es necesario visibilizar este fenómeno masivo y persistente, y es fundamental construir estrategias para prevenir, sancionar y erradicar este tipo de violencia».
Nota publicada en: Clarin
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